Hoy en día, los adolescentes pasan cada vez más tiempo en redes sociales, jugando videojuegos y usando el móvil, y este uso puede volverse adictivo. Esto ha generado preocupación por su asociación con problemas de déficit de atención y salud mental, y por eso las autoridades están tomando cartas en el asunto. En el caso de la epilepsia, especialmente en personas con epilepsia fotosensible, las pantallas pueden ser peligrosas si se usan con contenidos inadecuados y pueden generar crisis. Además, usar mucho estos dispositivos suele afectar negativamente el sueño, lo que puede empeorar las crisis epilépticas y generar más problemas emocionales, muy prevalentes en la población adolescente con epilepsia.
La mayoría de los estudios anteriores solo miraban cuánto tiempo pasaban los jóvenes frente a las pantallas, pero ahora se está viendo que lo que realmente importa es si ese uso se vuelve adictivo. Esa adicción puede variar según la plataforma (redes sociales, móviles, videojuegos) y puede ir cambiando con el tiempo, aunque todavía no se entiende bien cómo.
Un nuevo estudio publicado en la revista JAMA siguió durante más de 4 años a más de 4.000 niños en Estados Unidos desde los 10 años para ver cómo evolucionaba su uso de estas tecnologías y cómo afectaba su salud mental y riesgo de suicidio.
Lo que encontraron sorprendió a muchos: no era tanto el tiempo que pasaban frente a las pantallas lo que aumentaba el riesgo de conductas suicidas, sino que el problema estaba en quienes sentían que su uso era “adictivo”, que no podían dejarlo o que necesitaban usarlo cada vez más. De hecho, algunos chicos mostraban signos de adicción aunque no pasaran tanto tiempo frente a la pantalla.
Entre estos adolescentes, casi la mitad tenía una adicción fuerte al móvil y más del 40% a los videojuegos. Además, alrededor del 31% aumentó progresivamente su adicción a las redes sociales, y un 25% hizo lo mismo con el móvil. Estos patrones de uso adictivo, ya sea alto o en aumento, se relacionaron con un mayor riesgo de pensamientos y conductas suicidas, comparado con quienes usaban estas tecnologías de forma más controlada.
Lo más importante es que estos patrones de adicción a redes sociales y móviles no se pueden predecir solo con una revisión inicial, por lo que resulta clave hacer evaluaciones periódicas para detectar a tiempo a quienes están en riesgo.
Este estudio es el primero que sigue cómo cambian estas adicciones a lo largo del tiempo en niños y adolescentes, y cómo afectan su salud mental. Por eso, es fundamental estar atentos y monitorear el uso de redes sociales y móviles para prevenir problemas, mientras que en los videojuegos el riesgo suele ser más fácil de detectar desde el principio.
Para saber más:
Xiao Y,et al. Addictive Screen Use Trajectories and Suicidal Behaviors, Suicidal Ideation, and Mental Health in US Youths. JAMA. Published online June 18, 2025. doi:10.1001/jama.2025.7829