Las personas con epilepsia suelen tomar medicamentos llamados anticrisis (MACs), que les ayudan a no tener crisis en dos de cada tres casos. Sin embargo, estos medicamentos pueden tener efectos secundarios, que van desde un 10% hasta un 40% de los pacientes que los reportan espontáneamente, y hasta un 60%-90% si se les pregunta más sistemáticamente.
En general, dependiendo de la edad, la causa de la epilepsia o los síndromes que confieren distintos pronósticos, es frecuente que a una persona ha estado libre de crisis por al menos dos años, se la plantee dejar el MAC. Esta es una decisión importante que se toma conjuntamente entre el médico y el paciente, ya que hay que sopesar los beneficios de no tomar la medicación (como evitar efectos secundarios) frente al riesgo de que las crisis regresen. Estadísticamente, la recurrencia de crisis en los dos años siguientes a la interrupción del MAC es de aproximadamente un 40%-50%, el doble que si se sigue tomando la medicación.
A pesar de que podría ser una opción válida en algunos casos bien seleccionados, solo entre un 26% y un 45% de los pacientes deciden suspender el tratamiento. De hecho, algunos estudios estiman que este tema solo se discute en una tercera parte de las consultas, y la interrupción real ocurre en apenas una quinta parte de los pacientes.
Un reciente estudio publicado en la revista Epilepsia que estudió pacientes que llevaban un promedio de 6 años sin crisis reveló que el 85% de casi 200 pacientes permanecieron en su MAC en la misma dosis a pesar de las recomendaciones sobre detenerla o reducirla. Los neurólogos recomendaron principalmente continuar con el MAC porque los pacientes ya estaban en dosis mínimas, aunque la evidencia sugiere que una dosis mínima podría apoyar la interrupción. Las principales razones de los pacientes para continuar con el MAC fueron sentirse seguros, el miedo a la recurrencia de las crisis, especialmente si han sido convulsiones y la preocupación por perder los privilegios de conducir. Aquellos con mayor ansiedad y que toleran bien el MAC también tienden a no querer dejarlo.
Los neurólogos a menudo recomiendan continuar con el MAC en algunas situaciones concretas, como cuando la persona vive sola, por cuestiones de seguridad. Por otro lado, los pacientes en pareja o con familia, pueden preferir seguir con la medicación debido a la preocupación de sus familiares.
La decisión de suspender la medicación en pacientes con epilepsia es especialmente compleja debido a la incertidumbre inherente en el pronóstico de la enfermedad. En este contexto, la experiencia del neurólogo y la calidad de los datos clínicos son fundamentales para minimizar errores en la predicción del curso futuro.
Un neurólogo con amplia experiencia en epilepsia puede interpretar con mayor precisión la historia clínica detallada, que incluye la descripción de las crisis, antecedentes personales y familiares, así como la respuesta previa a tratamientos. Además, el uso de pruebas diagnósticas avanzadas como el electroencefalograma (EEG), la resonancia magnética (RM) y otras técnicas de neuroimagen permiten identificar con mayor exactitud las áreas cerebrales involucradas y posibles lesiones estructurales que influyen en el riesgo de recurrencia de las crisis.
La integración de estos datos clínicos y paraclínicos, junto con la evaluación cuidadosa del paciente, ayuda a formular un pronóstico más ajustado, aunque la naturaleza impredecible de las crisis epilépticas siempre genera un margen de incertidumbre. Por ello, la toma de decisiones debe ser compartida y personalizada, considerando no solo la evidencia médica sino también las preocupaciones y preferencias del paciente.
Para saber más:
Ilyas-Feldmann, M., et al. «Non-discontinuation of antiseizure medication in seizure-free patients with epilepsy: Reasons and predictors among neurologists and patients.» Epilepsia n/a(n/a). https://doi.org/10.1111/epi.18519