¿Te encanta la idea de un día en el parque acuático, pero te preocupa tu epilepsia? ¡Buenas noticias! Con un poco de planificación y algunas precauciones, puedes disfrutar de la diversión acuática sin problemas. Aquí te dejamos unos consejos clave para que tu día sea solo risas y chapuzones:

Antes de salir de casa, ¡prepárate!

  • Habla con tu médico: Es lo primero y más importante. Cuéntale a tu doctor tus planes. Él te dirá si es seguro para ti, sobre todo si tus crisis no están muy controladas o si has cambiado de medicación hace poco.
  • Conoce tus «desencadenantes»: ¿Qué te provoca una crisis? ¿El cansancio, la deshidratación, las luces parpadeantes, los cambios bruscos de temperatura? Tenlos en cuenta y trata de evitarlos en el parque.
  • Avisa a tus acompañantes: Asegúrate de que al menos una persona de tu grupo sepa que tienes epilepsia, entienda qué tipo de crisis sueles tener y sepa exactamente qué hacer si te da una. ¡La información es poder!

Ya en el parque, ¡a disfrutar con cabeza!

Seguridad general, ¡siempre a la vista!

  • Nunca solo: Esto es básico. Siempre ve con alguien responsable, que sepa nadar bien y, si es posible, que tenga conocimientos de primeros auxilios para crisis.
  • ¡Avísale a los socorristas! Es súper importante que la gente del parque sepa tu situación. Diles que tienes epilepsia y cómo pueden ayudarte. Así, estarán preparados para actuar rápido si te necesitan.
  • Colores que resaltan: Ponte un gorro de natación o un bañador de colores llamativos. ¡Así serás más fácil de ver en el agua!
  • Quédate donde hay ojos que vigilan: Nada solo en zonas donde haya socorristas. Evita las piscinas, lagos o ríos sin supervisión. Son más peligrosos.
  • Sistema de «colega»: Tu acompañante debe estar siempre cerca, sobre todo cuando estés en el agua. ¡Pegaditos!

En el agua, ¡a controlar la situación!

  • Pies en el suelo: Nada en zonas donde tú (o tu acompañante) puedan hacer pie. Evita el agua muy profunda y las corrientes fuertes.
  • No te canses demasiado: La fatiga puede ser un disparador de crisis en algunas personas. Tómate descansos frecuentes, bebe mucha agua y no nades si te sientes agotado o indispuesto.
  • ¿Un chaleco salvavidas? Si tus crisis no están del todo controladas, usar un chaleco salvavidas te dará un extra de seguridad.
  • Lejos del borde: Si vas a descansar, no te quedes en el borde de la piscina. Una crisis repentina podría hacer que te caigas al agua.

¿Eres fotosensible? ¡Protege tus ojos!

  • Si la luz parpadeante o los reflejos en el agua te afectan, usa gafas de sol o gafas tintadas en el agua. ¡Reducirán el riesgo!

Para cualquier emergencia, ¡prepárate!

  • Identificación médica: Puedes llevar una pulsera o un collar de alerta médica que indique que tienes epilepsia.
  • Primeros auxilios, ¡todos a saber! Asegúrate de que tu acompañante sepa qué hacer si te da una crisis en el agua:
    • Sujetar tu cabeza para mantener tu cara fuera del agua.
    • Alejarte del borde de la piscina para evitar golpes.
    • Sacarte del agua tan pronto como la crisis termine.
    • ¡Pedir ayuda médica inmediatamente! Cualquier crisis en el agua es una emergencia médica, aunque después te sientas bien.
  • Después de la crisis, ¡al médico! Es importante que te revisen después de una crisis en el agua para asegurarse de que no has inhalado agua, ¡incluso si te sientes genial!

Consejos extra para un día redondo

  • Mejor piscina que aguas abiertas: Las piscinas son más seguras que los lagos, ríos u océanos. Tienen un ambiente más controlado y es más fácil conseguir ayuda.
  • Hidratación y energía: La deshidratación y el bajón de azúcar pueden facilitar crisis. Bebe líquidos y come regularmente, sobre todo en días calurosos.
  • Elige momentos tranquilos: Si puedes, ve al parque en horas de menos afluencia. Así, los socorristas y tus acompañantes podrán estar más pendientes de ti.

¡Con estos consejos, nada te impedirá disfrutar de un día lleno de aventuras acuáticas! ¿Estás listo para lanzarte al agua?