La llegada de Internet y la proliferación de los dispositivos móviles en los últimos 25 años ha supuesto una gran revolución económica e industrial, pero quizá con un coste poco conocido, el de nuestra capacidad de atención….En estos años se ha ido desarrollando un nuevo tipo de comportamiento compulsivo de acceso a la información, en el que nuestra atención cambia constantemente entre diferentes aplicaciones, pantallas y dispositivos. Y este coste puede ser aún mayor con la llegada de la Inteligencia artificial generativa de contenido como el ChatGPT4.
Esto se deduce de las investigaciones de Gloria Mark, que es profesora de ciencias de la información en la Universidad de California, y autora del libro Attention Span.
Esta investigadora comenzó a investigar en 2004, cómo usábamos los ordenadores en 2004. Entonces el promedio delante de un ordenador antes de cambiar su atención a otra pantalla era de unos 150 segundos (dos minutos y medio). Ya en 2012, el promedio bajó a 75 segundos. En los últimos años, todos los días y todo el día en el lugar de trabajo, la gente cambia su atención en las pantallas de los ordenadores aproximadamente cada 47 segundos en promedio. ¿Cuál es el coste cognitivo de esta falta de atención?
La estructura de Internet nos lleva a pasar incontables horas navegando por Internet. Puede que gracias a Internet tengamos la ilusión de que estamos haciendo más y que nuestra capacidad humana se ha expandido cuando cambiamos nuestra atención, y entramos en modo multitarea, pero en realidad estamos haciendo menos. El psicólogo y economista ganador del Premio Nobel Herb Simon capturó el dilema esencial de nuestras vidas en el mundo digital cuando escribió que «una gran cantidad de información crea una pobreza de atención y la necesidad de asignar esa atención de manera eficiente”. Se ha demostrado repetidamente que la multitarea está asociada con un menor rendimiento cuando se mide objetivamente.
También hay otras desventajas de la multitarea. Hay una penalización con el cambio de tarea: el tiempo perdido porque cada vez que desvías tu atención, necesitas reorientarte hacia la nueva tarea que tienes entre manos. El coste no sería tan alto si recogiera inmediatamente un proyecto interrumpido, pero desafortunadamente no es eso lo que hacemos. Más bien, cambiamos nuestra atención a al menos otros dos proyectos con un retraso de más de veinticinco minutos antes de volver a esa tarea interrumpida. Esto es suficiente tiempo como para alterar significativamente nuestro trabajo. Pero el costo más alto es el uso de nuestra preciosa y limitada capacidad de atención, o recursos cognitivos, especialmente cuando tenemos que hacer un seguimiento de múltiples tareas interrumpidas. Otro coste más desconocido quizás de la multitarea es su asociación con emociones negativas: ansiedad, estrés y agotamiento.
Algunas investigaciones sugieren que las personas con TDAH pueden tener un uso del teléfono más problemático que las personas que no tienen TDAH. Aún sabemos muy poco sobre la relación entre el TDAH y el uso de dispositivos personales; se necesita más investigación para ver si hay alguna conexión causal. Pero no deberíamos descartar el tema de la atención y los dispositivos como algo que solo experimentan las personas con TDAH; en nuestra cultura actual, todos nos vemos afectados.
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