La acumulación de ciertas proteínas es considerada una de las principales causas del deterioro cognitivo y la demencia en la enfermedad de Alzheimer (EA). En particular, la proteína beta-amiloide se acumula y forma placas entre las neuronas, lo que interfiere en la comunicación entre ellas y puede provocar una respuesta inflamatoria que agrava el daño neuronal. Asimismo, la proteína tau, que normalmente estabiliza los microtúbulos en las neuronas, en la EA se vuelve anormal y se agrupa en ovillos neurofibrilares dentro de las células nerviosas. Estos ovillos afectan el transporte celular, lo que conduce a la disfunción y muerte neuronal. La presencia de estos depósitos proteicos puede detectarse mediante una técnica de neuroimagen conocida como PET.

La hiperexcitabilidad de las redes neuronales ha surgido como un factor clave en la disfunción cognitiva y la progresión clínica de la EA. Las personas con EA tienen entre dos y tres veces más riesgo de desarrollar crisis epilepticas que sus pares sanos, y aquellos que desarrollan epilepsia relacionada con la EA suelen experimentar un deterioro cognitivo hasta cinco años antes que aquellos sin epilepsia.

Esto sugiere que la hiperexcitabilidad neuronal puede desempeñar un papel fundamental en la aceleración de las fases preclínicas y tempranas de la EA. Un rasgo característico de la epilepsia en la EA es que suele ser focal, originándose de un solo lóbulo temporal. Esto plantea la duda de por qué la epilepsia en la EA es asimétrica, cuando se considera que la patología de la EA está distribuida de manera difusa y sin asimetrías claras.

Un estudio reciente publicado en la revista Neurology analizó a ocho personas en las etapas clínicas tempranas de la EA que desarrollaron epilepsia focal de inicio tardío. Se observó una mayor deposición de tau, beta-amiloide y atrofia cortical en el hemisferio afectado por la epilepsia.

La asimetría en la deposición de tau se ha descrito principalmente en variantes atípicas de la EA, como la afasia progresiva primaria variante logopénica y la atrofia cortical posterior.

No está claro si la lateralización de la patología de la EA causa la epilepsia focal, si la hiperexcitabilidad focal provoca la acumulación lateralizada de la patología, o si un mecanismo común impulsa ambos fenómenos. Una hipótesis es que una alta carga de beta-amiloide en el lóbulo temporal medial puede desencadenar hiperexcitabilidad neuronal local, lo que aumenta la susceptibilidad a las crisis epilépticas.

A pesar de las limitaciones de este estudio, como el tamaño reducido de la muestra y su diseño transversal, revela una interesante asociación espacial entre la epilepsia focal y las asimetrías en la deposición de tau, beta-amiloide y atrofia cortical en las primeras etapas de la EA. Históricamente, las personas con EA y epilepsia han sido excluidas de estudios observacionales y ensayos clínicos. Sin embargo, el análisis de estos casos podría ofrecer una nueva perspectiva sobre la heterogeneidad clínica y patológica de la EA, mejorando el pronóstico y orientando el desarrollo de terapias específicas para subtipos de la enfermedad.

Para saber más:

Lam, A. D., et al. (2024). «Association of Seizure Foci and Location of Tau and Amyloid Deposition and Brain Atrophy in Patients With Alzheimer Disease and Seizures.» Neurology 103(9): e209920.