Los episodios nocturnos son frecuentes en varios tipos de epilepsias y al valorarlos hay que distinguirlos de otros trastornos paroxísticos durante el sueño como las parasomnias. En este caso hablamos de un tipo especial de parasomnia, el sonambulismo.

Según la conducta desarrollada durante el sonambulismo, se han descrito variantes con nombre propio. Algunos pacientes (en su mayoría mujeres) van a la cocina y buscan algo de comer todas las noches. Este trastorno alimentario relacionado con el sueño es distinto de la bulimia nocturna (aunque comparten la conducta compulsiva de comer) porque las personas ya han dormido antes del episodio de comer y no son plenamente conscientes de lo que comen, ya que pueden ingerir alimentos no comestibles, como comida de mascotas, hacerse un bocadillo de tabaco o beber jabón. Además suelen ofrecer resistencia si se les impide comer.

La sexomnia, que afecta más a hombres que a mujeres, corresponde a cualquier comportamiento sexual (masturbación, caricias, agresión sexual) realizado dormido, como queda de manifiesto por los ronquidos durante esos actos y por la incapacidad de recordar posteriormente lo sucedido.

En otros casos, puede haber una sensacíón de atragantamiento y asfixia. Estas personas se pueden despertar con una horrible sensación de que un objeto de lo más variopinto e inverosimil (desde una piedra o una moneda, hasta cables eléctricos o la cola de un lagarto) está atrapado en su garganta y les puede asfixiar, a pesar de que las vías respiratorias están totalmente abiertas y despejadas.

Las principales consecuencias y peligros del sonambulismo y sus variantes son las posibles lesiones a uno mismo o a alguna persona de su entorno que se cruce en su camino. Esto es el caso en más de la mitad de los pacientes en las series de las clínicas especializadas en el tratamiento de estos trastornos. Los pacientes pueden salirse súbitamente de la cama, pueden romper cosas, abrir una ventana, y precipitarse por ella, llegando incluso a morir (confundiéndose a veces con un episodio de suicidio). Estas personas también pueden dañar a su compañero de cama, quien a veces describe la sensación de que la persona sonámbula posee una fuerza muy superior a la que se le conoce de esa persona estando despierta. A menudo, la persona sonámbula descubre sus hematomas e incluso fracturas a la mañana siguiente, ya que la ausencia de dolor es frecuente durante el sonambulismo. Afortunadamente los casos médico-legales de violencia nocturna (incluyendo asalto y homicidio) causadas por sonámbulos son excepcionales, salvo en la sexomnia. Los pacientes a menudo se sienten avergonzados o culpables de estos comportamientos incontrolados; pueden temer lastimar a sus seres queridos, hasta el punto de dudar en irse a la cama. Con el tiempo, casi la mitad de los adultos con sonambulismo o terrores nocturnos se sienten cansados ​​o con un sueño anormal durante el día.

Para saber más:

(2018). Sleepwalking. Current Biology, 28(22), R1288–R1289. http://doi.org/10.1016/j.cub.2018.09.062