Descubrir que la medicina que te han pautado tiene un prospecto cuajado de potenciales efectos secundarios, puede ser una barrera importante para comenzar el tratamiento prescrito. Durante el tratamiento crónico de trastornos como la epilepsia, surgen a menudo síntomas y problemas que, con frecuencia se achacan con facilidad a la medicina en cuestión, sin que en muchos casos pueda demostrarse una causalidad. Por eso hay que comentar con el médico que ha pautado la medicación, cualquier efecto secundario que hayamos visto en el prospecto que nos preocupe especialmente para que nos lo ponga en la adecuada perspectiva clínica.
Si bien los médicos tienen tendencia a prestar más atención a algunos efectos adversos considerados más serios o frecuentes (por ejemplo, cognitivos, psiquiátricos, metabólicos, etc.), hay otros efectos adversos que pueden tener un notable impacto negativo en la calidad de vida de los pacientes y que, a menudo, pueden ser minimizados o pasados por alto por los galenos.
Un problema frecuente en la población en general y, también asociado a muchos fármacos usados para tratar la epilepsia es la pérdida del cabello. El fármaco más comúnmente asociado con estos problemas es el ácido valproico, que también se asocia a otros efectos adversos cosméticos (como hirsutismo o ganancia de peso). Alrededor del 18% de los pacientes en tratamiento con ácido valproico pueden quejarse de pérdida acelerada del cabello que ocurre de forma difusa y sin dejar cicatrices. También se han descrito aumento de las canas y cambios en la textura del cabello con mayor rizado y/o apariencia sucia.
Otros fármacos que han sido asociados con este trastorno, con mucha menor frecuencia, incluyen carbamazepina, levetiracetam, lamotrigina, oxcarbazepina, acetato de esclicarbazepina, topiramato, fenitoína, vigabatrina, gabapentina, pregabalina, rufinamida y clobazam.
Estos efectos negativos suelen ser reversibles si se reduce la dosis o se interrumpe el tratamiento. Uno de los mecanismos postulados como origen de este problema, reside en que algunos fármacos pueden inducir alteraciones en el ciclo del crecimiento del folículo piloso, induciendo las fases de caída en muchos de ellos, lo que se conoce como efluvio telógeno. Otros factores como el stress o trastornos hormonales pueden ser la clave y habrá que buscar la ayuda de un especialista en este campo. Si bien la evidencia no es robusta, se ha postulado que el agotamiento de los depósitos de ciertos oligoelementos como el zinc o la biotina pueden contribuir a estos efectos negativos causados por valproato o levetiracetam, por lo que su suplementación puede ayudar a revertir la pérdida de cabello inducida por estos fármacos.
Si este problema te preocupa, habla con tu médico para que evalúe tu caso concreto y podáis buscar las soluciones más oportunas.
Para saber más:
Asadi-Pooya, A. A., et al. (2021). «Cosmetic adverse effects of antiseizure medications; A systematic review.» Seizure 91: 9-21.