Mientras que, por fortuna, la mayoría de las personas con epilepsia no tienen que enfrentarse con sus crisis, muchas de ellas si tienen que luchar a diario con los efectos secundarios provocados por los tratamientos pautados para controlarlas. En contraste con la aparición puntual o intermitente de las crisis, los efectos secundarios de los fármacos pueden sentirse de forma más continua y sostenida. Por ello, su impacto en la calidad de vida puede ser más grande que las crisis mismas en algunas personas.

Esta relación entre los fármacos para controlar las crisis y la calidad de vida de las personas con epilepsia es muy compleja. Si bien se sabe que el aumento del número de fármacos (es decir, politerapia) está asociado con puntuaciones reducidas en las escalas de calidad de vida, no está claro hasta qué punto otras variables pueden intervenir en esta relación negativa. Por ejemplo, algunos de los beneficios de los fármacos pueden verse atenuados por la presencia de depresión, que aparece en más de una quinta parte de las personas con epilepsia. Para complicar más las cosas, algunos fármacos utilizados en el tratamiento de las crisis, pueden resultar en depresión inducida por medicamentos y síntomas psiquiátricos.

Un nuevo estudio realizado en Canadá y publicado en la revista Epilepsia ofrece más detalles de esta compleja relación entre fármacos, politerapia, efectos secundarios, depresión y calidad de vida, siendo pionero en explorar en detalle la causalidad entre la politerapia y la calidad de vida notificada por el paciente.

Este estudio investigó la relación entre los efectos negativos en la calidad de vida de la depresión reportada y los efectos secundarios de los medicamentos, utilizando análisis cuidadosamente seleccionados de pacientes con monoterapia y politerapia.

De los 778 pacientes incluidos en este análisis, 274 (35,2%) estaban en politerapia. No resulta sorprendente comprobar que los pacientes en politerapia tenían una mayor duración de la epilepsia, comunicaban más efectos secundarios de los fármacos, necesitaban con mayor frecuencia asistencia social, y tenían crisis más graves e incapacitantes. También tenían menos probabilidades de estar en disposición de conducir, tener trabajo y estar libres de crisis.

De acuerdo con la literatura previa, el estudio constata el efecto directo negativo significativo de la politerapia sobre la calidad de vida. La puntuación promedio en escalas de calidad de vida para los pacientes con politerapia fue 13,9 puntos inferior a la puntuación promedio de los individuos tratados con monoterapia.

El ánimo depresivo y los efectos secundarios explicaban hasta el 42% de esta disminución en la calidad de vida, siendo mayor el efecto total de la depresión (35%) que los efectos secundarios de los fármacos (7%).

El objetivo final del tratamiento de la epilepsia es mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen, siendo el control de las crisis el elemento crucial. La convivencia diaria con efectos secundarios del tratamiento puede tener un efecto negativo en la calidad de vida que tiene que tenerse en cuenta.

La magnitud de los efectos negativos de los factores mencionados en la calidad de vida, enfatiza la necesidad de incorporar medidas para evaluar y tratar la depresión, así como los efectos secundarios de la terapia en personas con epilepsia, especialmente aquellos que requieren múltiples fármacos para controlar sus crisis. Los programas de intervención destinados a mejorar la calidad de vida de los pacientes con epilepsia deben dirigirse a modificar positivamente estos factores cruciales.

Para saber más:

Wang M, et al. Association between antiseizure medications and quality of life in epilepsy: A mediation analysis. Epilepsia. 2022 Feb;63(2):440-450. doi: 10.1111/epi.17153.