En las últimas tres décadas se han introducido más de una docena de nuevos medicamentos anticonvulsivos con diferentes mecanismos de acción, expandiendo el rango de tratamientos para los pacientes. Sus efectos sobre el control de las crisis han sido más bien modestos en comparación con los anteriores…ver post previo http://www.epilepsiamadrid.com/2018/01/30/cual-es-el-impacto-de-estos-nuevos-farmacos-antiepilepticos-faes-en-la-mejora-del-tratamiento-de-las-personas-con-epilepsia/ pero ¿aportan algún efecto beneficioso en cuanto a tolerabilidad?
La tolerabilidad es el grado con que los efectos adversos asociados a un fármaco, son llevaderos para el paciente. A pesar de que la tolerabilidad es un factor clave para conseguir un tratamiento eficaz para la epilepsia, no se suele evaluar independientemente. Recientemente se ha publicado en la revista JAMA Neurology un artículo sobre cómo ha evolucionado la tolerabilidad de estos medicamentos, y que busca identificar factores asociados con una baja tolerabilidad (1).
A pesar de que en estudios comparativos individuales algunos medicamentos anticonvulsivos de 2º generación han demostrado tener una mejor tolerabilidad que la 1º generación de fármacos, los investigadores concluyeron que en los más de 30 años que abarcaba el estudio, de 1982 a 2016, no ha habido un cambio sustancial en la tolerabilidad de los medicamentos anticonvulsivos. Tampoco observaron un aumento de la eficacia del tratamiento, con casi un tercio de pacientes que no terminan de estar bien controlados.
Hasta el 88% de personas que toman fármacos antiepilépticos experimentan al menos un efecto adverso. Los efectos adversos pueden ser de diversos tipos, desde problemas como mareos, dolor de cabeza, problemas de memoria, cansancio, cambios de comportamiento, trastornos cutáneos, pérdida de pelo, problemas gastrointestinales, ganancia de peso etc. Por ello, los efectos adversos tienen un efecto muy negativo sobre la calidad de vida, son una causa común para la discontinuación del tratamiento y la mala adherencia al mismo, constituyendo un tremendo obstáculo a la hora de optimizar el tratamiento para el control de crisis.
¿Qué factores de riesgo para desarrollar efectos adversos se conocen?
El estudio identificó que la discontinuación por efectos adversos es menos frecuente en niños pero más frecuente en mujeres, en concordancia con otros estudios. Este hecho probablemente se explique a través de diferencias de sexo y el efecto de los medicamentos anticonvulsivos sobre las funciones endocrinas, que podría causar alteraciones metabólicas, cognitivas y de humor.
Otro factor de riesgo para efectos adversos es haber tenido un mayor número de crisis antes de comenzar el tratamiento. Esto puede ser un índice de la severidad de la epilepsia y como consecuencia es posible que se necesite una terapia más agresiva o una terapia de combinación que a su vez conlleve mayor riesgo de causar efectos adversos. Las combinaciones de FAEs tienen asociada una tasa mayor de efectos adversos, probablemente debido a las interacciones.
Parece que también hay cierta susceptibilidad individual que predispone al desarrollo de efectos adversos.
¿Qué diferencias existen en la tolerabilidad entre los medicamentos de 1º y 2º generación?
Hay que tener en cuenta que los perfiles de efectos adversos son diferentes en las diferentes generaciones de fármacos. Algunos efectos adversos son comunes. Por ejemplo la lamotrigina y oxcarbazepina son dos FAEs de 2º generación pero que al igual que la carbamazepina, de 1º generación, pueden causar efectos adversos en la piel. El levetiracetam, sin embargo, es un fármaco de segunda generación que se asocia a un menor riesgo de efectos cutáneos, pero presenta mayor tasa de efectos adversos psíquicos.
No obstante, hay que recordar que los fármacos de 2º generación ofrecen algunas ventajas respecto a los anteriores, ya que por lo general tienen mayor índice terapéutico, menor potencial para interaccionar con otros fármacos y menor riesgo de complicaciones a largo plazo (osteoporosis, disfunción sexual, enfermedad vascular..) Además, es importante que algunos de los FAEs de segunda generación como la lamotrigina o el levetiracetam han demostrado producir menor riesgo de teratogénesis que el valproato, por lo que ofrecen mayor seguridad a las mujeres en periodo reproductivo.
La eficacia y la tolerabilidad son dos caras de la misma moneda para conseguir un tratamiento para epilepsia eficiente y exitoso. Para mejorar la efectividad de los medicamentos anticonvulsivos, se necesitan desarrollar nuevos medicamentos que tengan como objetivo no solamente mejorar el control de convulsiones, sino también mejorar el perfil de tolerabilidad y seguridad, ya que son aspectos claves que influyen en la efectividad del tratamiento.
Aún se carecen de estudios comparativos de este formato para evaluar los últimos FAEs introducidos. Ya veremos si son capaces de mejorar tanto el control como la tolerabilidad….
Para saber más:
Alsfouk BAA, Brodie MJ, Walters M, Kwan P, Chen Z. Tolerability of antiseizure medications in individuals with newly diagnosed epilepsy.
https://jamanetwork.com/journals/jamaneurology/article-abstract/2761856