En los últimos 20 años se han introducido hasta 17 nuevos fármacos antiepilépticos (FAEs). ¿Cuál es el impacto de estos nuevos FAEs en la mejora en el tratamiento de las personas con epilepsia? Parece que a pesar de la diversidad, el impacto en el control de la epilepsia es más bien modesto. Así lo afirma un nuevo estudio publicado on-line en diciembre en la revista JAMA Neurology que viene a confirmar los hallazgos de estudios previos que estimaban que aproximadamente dos tercios de las personas con epilepsia recién diagnosticada quedarán libres de crisis gracias al tratamiento con el primer o segundo medicamento de monoterapia. Sin embargo, pocas personas que necesitan tratamiento con más fármacos llegan a responder con control completo de las crisis.

Los autores proporcionan datos del seguimiento de una cohorte de personas con epilepsia de nuevo diagnóstico más de 3 veces superior a la población de estudio del estudio inicial del año 2000 y extendiéndolo por un periodo de 30 años. La tasa de libertad de crisis en este nuevo estudio no varía del 64,0% publicado por los mismos autores en un estudio más pequeño, pero de enorme repercusión, publicado en el New England Journal of Medicine en 2000.

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Hasta 1.795 pacientes fueron incluidos en este estudio, con una media de edad de 33 años (rango, 9-93 años). Al final del período de estudio, un 63,7% habían quedado libres de crisis durante el año anterior o más. Entre los que alcanzaron la libertad de crisis, un 86,8% estaban controlados en monoterapia y casi el 90% habían logrado controlar las crisis con el primero o el segundo FAE que probaron. Algo más del 50% permanecieron libres de ataques durante 1 año o más con este FAE inicial. Si el primer FAE falló, el segundo y el tercer régimen terapéutico proporcionaron un 11,6% y 4,4% más de probabilidad de libertad de crisis, respectivamente. Solo el 2,12% de los pacientes lograron un control óptimo de las crisis con FAE subsiguientes. La epilepsia que no se controló con éxito con el primer FAE tuvo una probabilidad 1,73 veces mayor de no responder al tratamiento para cada régimen de medicación posterior.

Los resultados de este estudio sugieren que la introducción de nuevas terapias farmacológicas en epilepsia ha tenido poco impacto en la proporción de personas recién diagnosticadas que quedan libres de crisis. La observación de que los medicamentos más nuevos no han aumentado el porcentaje de personas que se liberan de las convulsiones no es nueva y no debe de resultar sorprendente. Aunque los mecanismos de acción de determinados fármacos específicos pueden diferir de los previos, todos ellos se han testado en estudios pre-clínicos en los mismos modelos animales para estimar su éxito en humanos.

Si bien, algunos de los nuevos FAEs tienen propiedades más favorables que los agentes más antiguos, hay escasa evidencia de que la tolerabilidad haya mejorado realmente con el advenimiento de medicamentos más nuevos.

Se necesita un «cambio de paradigma» en las estrategias de tratamiento e investigación para mejorar los resultados a largo plazo de los pacientes con epilepsia. Además, los recursos deben estar dedicados al desarrollo de terapias que interfieran o reviertan el proceso subyacente de la enfermedad (anti-epileptógenas), en lugar de simplemente identificar agentes que supriman simplemente la manifestación de la enfermedad, las crisis.

Para saber más:

1. Chen Z, et al. Treatment Outcomes in Patients with Newly Diagnosed Epilepsy Treated With Established and New Antiepileptic Drugs. JAMA Neurol. Epub 2017 Dec 26.:1–8.

https://jamanetwork.com/journals/jamaneurology/article-abstract/2666189?redirect=true 

2. Kwan & Brodie . Early identification of refractory epilepsy. NEJM 2000;342:314–319.

http://www.nejm.org/doi/abs/10.1056/NEJM200002033420503