Llega el verano y con ellos los festivales de música electrónica, que se han convertido en un punto de destino preferido para miles de visitantes y en una potente industria que recauda ingresos globalmente superiores a los 5.700 millones de dólares al año. La creciente popularidad de estos festivales va acompañado de un aumento similar en el número de jóvenes expuestos a efectos luminosos estroboscópicos intensos, capaces de provocar crisis en personas con epilepsia y fotosensibilidad.

 

Tales efectos luminosos intensos, particularmente entre 15–30 Hz, son conocidos por su potencial para evocar crisis generalizadas (ausencias, mioclonías y sobre todo convulsiones tónico-clónicas) y, con menor frecuencia, crisis focales (de origen occipital). Si a esto añadimos que el riesgo de tener crisis epilépticas asociadas a la fotosensibilidad es dependiente de la edad y especialmente prominente en la juventud, potenciada por la privación de sueño, nos encontramos ante una combinación de factores muy potente para poder generar crisis en estos jóvenes susceptibles.

Un reciente estudio llevado a cabo en Holanda, y publicado en la revista British Medical Journal Open, ha tratado de cuantificar el riesgo de estos conciertos con estímulos luminosos potentes para provocar crisis epilépticas.

 

La idea surgió a raíz del caso de un joven de 20 años sin epilepsia conocida que presentó su primera crisis en un concierto en Amsterdam y que acudió a las urgencias del hospital de los investigadores, los autores demostraron su fotosensibilidad en el EEG al mostrarle imágenes grabadas del concierto.

 

Espoleados por este caso, los autores revisaron las urgencias médicas acontecidas en los 28 festivales celebrados en Holanda en 2015, dividiéndolos en los expuestos a luces estroboscópicas (nocturnos e interiores) y los no expuestos. De entre los más de 400.000 personas asistentes, se asistió médicamente a 2.776 de los cuales 39 personas fueron atendidas por crisis epilépticas. En 30 de los casos con crisis ocurrieron en condiciones de exposición a estímulos luminosos. El riesgo estandarizado adicional de sufrir crisis epilépticas asociado con la presencia de los estímulos luminosos era 3,5 veces superior (IC del 95% 1,7-7,8, p <0,0005).

 

Este estudio realiza un esfuerzo pionero de tratar de cuantificar las crisis epilépticas generadas por estímulos luminosos en el entorno de los festivales de música. La extracción de estos datos es extremadamente complicada. Primero porque el número de crisis reflejado es probablemente una fracción de las realmente ocurridas. En muchos casos de crisis fotosensibles, los episodios si son leves o con síntomas focales no alcanzan a ser reconocidos como crisis epilépticas. O en caso de ser personas con epilepsia conocida no buscan asistencia médica. Segundo, hay otros factores adicionales como la falta de sueño, las drogas y el alcohol, tristemente frecuentes en estos eventos, que también pueden contribuir a bajar el umbral para que se produzcan crisis epilépticas, por lo que no todos los episodios de crisis pueden atribuirse a los estímulos luminosos.

 

¿Qué hacer si se acude a estos festivales sobre todo si se tiene epilepsia? Lo primero es conocer si su epilepsia es fotosensible. Si lo es y lo sabe, lo ideal sería evitar los horarios nocturnos o locales cerrados donde los estímulos luminosos pueden ser más potentes. Situarse en posiciones lo más alejadas posibles de las luces, llevar gafas de sol (aunque es poco práctico en la oscuridad) o taparse un ojo si los estímulos luminosos son especialmente potentes. Lógicamente, el evitar la privación de sueño o la toma de sustancias tóxicas es una recomendación obvia, para cualquier persona que vaya a estos conciertos….pero nunca sabes si tienes una epilepsia fotosensible hasta que la confrontación con un estímulo luminoso suficientemente potente desencadena la primera crisis….

 

Para saber más:

 

Salet, N., et al (2019). Stroboscopic light effects during electronic dance music festivals and photosensitive epilepsy: a cohort study and case report. BMJ Open, 9(6), e023442–5. http://doi.org/10.1136/bmjopen-2018-023442

 

Parra, J., et al. (2005). Photosensitivity and visually induced seizures. Current Opinion in Neurology, 18(2), 155–159.

 

https://elpais.com/sociedad/2012/04/02/actualidad/1333392693_964756.html