Viajar en avión, especialmente viajes de larga duración, no supone necesariamente un problema para las personas con epilepsia, pero sí que, en algunos casos, pueden necesitar una preparación y planificación cuidadosas.
Aquí van unos consejos generales:
Hay que asegurar llevar suficientes medicamentos en su embalaje original para todas sus vacaciones. Nunca está de más llevar algo más de lo necesario en caso de que su vuelta se retrase por cualquier motivo. Guarde todos sus medicamentos en su equipaje de mano en los recipientes originales. Las normas de seguridad del aeropuerto le permiten llevar tabletas, cápsulas o líquidos de hasta 100 ml. Si es necesario que tenga algún medicamento de volumen superior a 100 ml, es buena idea ponerse en contacto con la aerolínea antes de volar y también llevar una carta de su médico de cabecera o especialista explicando su diagnóstico y los medicamentos que tomas, especialmente si tomas tratamientos que son de uso muy restringido como benzodiazepinas (clobazam, midazolam, lorazepam…)
Si sus crisis se desencadenan por cansancio, emoción o ansiedad, puede ser útil informar a la aerolínea cuando reserve, para que la tripulación de cabina pueda acomodarlo durante su vuelo. Si viaja con amigos o familiares, asegúrese de que todos conozcan su epilepsia y qué hacer si se produce una crisis.
El viaje en un avión sigue siendo un increíble logro tecnológico…pero también representa una serie de desafíos fisiológicos para nuestro organismo… Un vuelo comercial típico vuela a una altura de entre 8.500 y 13.000 metros y la presión atmosférica dentro de la cabina se reduce entre un15 y un 18% en comparación con el nivel del mar. A tales altitudes disminuye la velocidad a la que el oxígeno puede difundirse en la sangre. La humedad en una cabina de aire se mantiene baja (8-12%) y la exposición a la radiación cósmica es aproximadamente un 100 % mayor que a nivel del mar. Además, la movilidad postural de los pasajeros en la mayoría de los entornos de cabina está muy restringida.
Cómo influyen estas condiciones en la epilepsia no ha sido aún muy estudiado. No parece que estas condiciones del vuelo afecten negativamente a la mayoría de las personas con epilepsia, si bien el efecto más significativo de los viajes aéreos en las crisis epilépticas parece ocurrir durante los primeros días después del vuelo. Esto es más consistente con las hipótesis de que las alteraciones del sueño más que cualquier condición fisiológica en la cabina del avión pueden ser el mecanismo fundamental de este aumento de las crisis. En un estudio publicado en 2006 en la revista Seizure, que incluyó a 37 personas con epilepsia refiriendo sus experiencias, alrededor de un 25% de los participantes informaron de un aumento de las crisis posteriores al vuelo, y un aumento medio de 3 crisis durante la semana posterior al vuelo. Hubo más del doble de crisis después de volar que antes de viajar en avión. Ningún participante informó haber tenido una crisis durante el vuelo para este estudio. Este riesgo, en general, parece ser bajo y se ha estimado en aproximadamente el 1%.
En general, cuanto mayor sea la frecuencia de crisis antes de volar, mayor será la probabilidad de un aumento de las mismas después de los viajes en avión. Tener crisis la semana anterior al vuelo también puede ser un factor de riesgo para tal aumento. Por el contrario, parece poco probable que aquellos con control completo de las crisis experimenten una después del vuelo, incluso después de volar grandes distancias, si siguen su tratamiento adecuadamente y no se altera su ritmo de sueño..
Por eso, es muy importante que continúe tomando sus medicamentos para las crisis epilépticas a los intervalos prescritos. Algunas personas usan dos relojes, manteniendo uno a la hora del punto de partida para saber exactamente cuándo tomar sus medicamentos. Pero es posible que tenga que hacer algunos ajustes si termina necesitando tomar su medicación en medio de la noche. Cualquier cambio dependerá del tipo de tratamiento, lo lejos que esté viajando, de cuántas zonas horarias pase y cuánto tiempo esté fuera. Su médico puede ayudarle a planificar cualquier ajuste y quizá puede pautarle algún medicamento adicional de forma puntual.
En cuanto al sueño, es importante evitar el jet lag o desfase horario que suele afectar a los viajeros aéreos que cruzan varias zonas horarias, como consecuencia del desajuste de los ritmos internos que quedan fuera de sintonía con el ciclo día-noche en el destino. La melatonina es una hormona que juega un papel central en la regulación de los ritmos de sueño y se ha utilizado como tratamiento puntual para volver a alinearlos con el mundo exterior. La melatonina es notablemente eficaz para prevenir o reducir el desfase horario. Consulte con su médico si tiene alguna contraindicación en su caso particular, ya que se suele recomendar a los viajeros adultos que vuelen a través de cinco o más zonas horarias, particularmente en dirección este y, especialmente, si han experimentado jet lag en viajes anteriores.
Para saber más:
https://www.epilepsy.org.uk/living/daily-life/travel-advice-for-people-with-epilepsy
https://www.epilepsy.com/stories/summer-safety-people-seizures
Trevorrow T. Air travel and seizure frequency for individuals with epilepsy. Seizure. 2006 Jul;15(5):320-7. doi: 10.1016/j.seizure.2006.03.006.
Herxheimer A & Petrie KJ. Melatonin for the prevention and treatment of jet lag. Cochrane Database Syst Rev. 2002;(2):CD001520. doi: 10.1002/14651858.CD001520.