Si el tratamiento debe iniciarse en pacientes que presentan una primera convulsión no provocado sigue siendo un tema controvertido. Diversos estudios han demostrado que las tasas acumulativas de recurrencia a los dos años para niños y adultos oscilan entre el 30-50% y el 21-45%, respectivamente. La presencia de anomalías epileptiformes en el EEG, lesiones estructurales en las pruebas de neuroimagen o una crisis nocturna se asocian a un mayor riesgo. Es por ello que según con la definición de epilepsia defendida por la Liga Internacional Contra la Epilepsia, un paciente que presenta una sola crisis epiléptica no provocada puede ser diagnosticado con epilepsia sin esperar a una segunda crisis si se observan anomalías claras en el EEG o las pruebas de neuroimagen. Sin embargo, un diagnóstico de epilepsia no siempre requiere tratamiento con fármacos si se estima que el riesgo de recurrencia es bajo y autolimitado..
Por lo tanto, la decisión de tratar debe ser individualizada y debe equilibrar el riesgo de recurrencia contra los posibles efectos adversos de los medicamentos y el posible estigma asociado con un diagnóstico de epilepsia.
Un reciente estudio publicado en línea en la revista Epilepsia aporta información valiosa para guiar las decisiones de tratamiento en pacientes con una primera crisis tónico-clónica generalizada no provocada y anomalías epileptiformes generalizadas en el EEG.
Se siguieron prospectivamente 57 pacientes con una edad media de 19 años durante 4,6 años en promedio. Todos los pacientes se sometieron a una evaluación exhaustiva, incluida un video EEG de 3 horas y una resonancia magnética cerebral con protocolo de epilepsia. Se recomendó el tratamiento para todos los pacientes. 41 pacientes acordaron iniciar tratamiento, mientras que 16 declinaron.
Los datos confirman que el riesgo de nuevas crisis es muy elevado, especialmente en los pacientes que no recibieron tratamiento y en los siguientes 6 meses al diagnóstico. El 68% de los no tratados tuvieron una nueva crisis frente a sólo el 14% de los que sí recibieron tratamiento.
El valproato fue significativamente más eficaz que el levetiracetam o lamotrigina. De los 15 pacientes que interrumpieron el tratamiento después de permanecer libres de crisis durante un promedio de 30 meses, 6 (40%) experimentaron un nuevo episodio convulsivo. Entre los que permanecieron libres de crisis seguían tratamiento, el 43% posteriormente interrumpió su tratamiento y el 60% permaneció libre de crisis con un seguimiento promedio de 3,2 años.
Este estudio enfatiza la necesidad de realizar un diagnóstico inicial correcto y aconsejar con criterio a las personas que sufren una primera crisis. Cuando el riesgo de recurrencia es muy elevado como demuestra este artículo, el tratamiento precoz puede evitar muchas crisis con posibles consecuencias graves como traumatismo. También invita a la prudencia a la hora de decidir retirar la medicación en casos que responden bien, dado que el riesgo de recurrencia puede mantenerse elevado.
Para saber más:
Jomaa, et al. (2023), Risk of Recurrence in Patients with an Unprovoked Tonic-Clonic Seizure and Generalized Epileptiform Discharges on EEG. Epilepsia. Accepted Author Manuscript. https://doi.org/10.1111/epi.1767