Hace tiempo que se sabe que una dieta rica en sal no es saludable debido a que promueve la hipertensión, la enfermedad cerebrovascular, el accidente cerebrovascular y el deterioro cognitivo.
Recientemente se ha descubierto otro mecanismo por el que la sal puede dañar nuestro cerebro. El estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience muestra como una dieta alta en sal causó cambios en los intestinos de los ratones que condujeron a una reducción de flujo sanguíneo cerebral de hasta un 25 % en 8 semanas y a un deterioro cognitivo ya a las 12 semanas. Se postula que la sal produce este efecto no ya por su efecto sobre la tensión arterial, elevándola, sino tras la activación de las células T en el intestino, cuya producción de una citoquina inhibe la liberación de óxido nítrico (NO) en el endotelio cerebral, reduciendo el flujo sanguíneo cerebral.
Afortunadamente, el deterioro cognitivo observado en los ratones sometidos a dietas con elevado contenido en sal fue reversible, tras 4 semanas con la dieta normal en sal.
Esta es la evidencia más clara hasta el momento de que un cambio en la función cerebrovascular o la salud puede afectar directamente la forma en que el cerebro puede funcionar.
Si bien es cierto que el exceso de sal en la dieta de estos ratones es muy superior a la que es habitual en humanos (8% frente al 0,2%), como suele suceder en estudios con animales de laboratorio, constituye otro ejemplo más de la conexión entre nuestro cerebro principal y nuestro “segundo cerebro”, los intestinos y todo su entramado neuronal. Este estudio es posiblemente la evidencia más clara hasta el momento de que un cambio en la dieta tiene su influencia en la función cerebrovascular y puede afectar directamente el funcionamiento cerebral.
Para saber más:
Faraco G, eal. Dietary salt promotes neurovascular and cognitive dysfunction through a gut-initiated TH17 response. Nat Neurosci. Springer US; Epub 2018 Jan 12.:1–18. http://dx.doi.org/10.1038/s41593-017-0059-z