Se ha logrado un notable progreso en el descubrimiento de variantes genéticas de novo en individuos con encefalopatías epilépticas y del desarrollo, en quienes las crisis comienzan en la infancia y son parte de un trastorno más amplio del neurodesarrollo que incluye discapacidad intelectual.

Aunque persisten numerosas barreras para lograr diagnósticos genéticos en personas con epilepsia, cada vez es más aceptado que las pruebas genéticas, en particular aquellas con discapacidad, deben formar parte de su evaluación integral.

En un artículo publicado recientemente en la revista Epilepsia, los autores informaron sobre los hallazgos genéticos en 200 adultos con epilepsia y describieron las implicaciones de estos hallazgos para la toma de decisiones clínicas en estos individuos. Los participantes incluidos en el estudio fueron remitidos para pruebas de panel de genes en un solo centro de epilepsia danés durante un período de 6 años (2013-2018). La clave para comprender las implicaciones de los hallazgos es que el 91% de los participantes tenían discapacidad intelectual y estaban institucionalizados, lo que sugiere que esta capacidad era bastante limitante en estas personas. Se identificaron variantes genéticas patológicas en el 23% de los participantes, de las que las más frecuentes fueron localizadas hasta en un 36% de los casos en los genes SCN1A (el gen más implicado en el síndrome de Dravet), y en otros 23 genes también asociados previamente con encefalopatías epilépticas como SLC2A1, KCNT1, STXBP1, CDKL5, CHD2 y MEFC2.

Los participantes fueron seguidos después de las pruebas genéticas para establecer si los resultados marcaron una diferencia en cuanto a las decisiones de tratamiento y el resultado del mismo. En base a estos hallazgos genéticos, se modificó el tratamiento en 11 pacientes (17%), la mayoría con variantes de SCN1A y que fueron diagnosticados retrospectivamente con síndrome de Dravet. Gracias a estos cambios, 10 de ellos mejoraron en el control de su epilepsia y en su estado cognitivo, con mejoras en su estado de alerta y bienestar general, si bien es posible que estas mejoras fueran modestas y sujetas a un sesgo de recuerdo.

Los resultados de este estudio reflejan el rendimiento diagnóstico actual del cuidado de pacientes con epilepsia y sugiere que vale la pena realizar estas pruebas genéticas en pacientes con epilepsia y discapacidad intelectual, no sólo en niños, sino también en pacientes adultos. Esto significa una importante noticia para médicos y familias.

Con los conocimientos actuales y la disponibilidad actual de pruebas genéticas en muchos entornos clínicos, si las personas que se incluyeron en este estudio se presentaran a un neurólogo hoy como niños, indudablemente serían remitidos para pruebas genéticas desde el principio. Aunque no podemos retroceder en el tiempo, los neurólogos que ven y tratan a adultos con epilepsia y discapacidad intelectual tienen la oportunidad de ofrecer a estos individuos una evaluación genética moderna que podría influir en su tratamiento y proporcionar una mayor precisión diagnóstica y, quizás, un mayor grado de consuelo para sus familias.

Para saber más

Johannesen, K. M. et al. Utility of genetic testing for therapeutic decision-making in adults with epilepsy. Epilepsia (2020)

https://doi.org/10.1111/epi.16533