Esta pregunta se ha convertido en una cuestión definitoria de nuestro tiempo y nuestra sociedad: ¿los niños y los adolescentes pasan más tiempo del que es saludable conectados a internet y a sus teléfonos móviles?  ¿Deberían los padres limitar su acceso? ¿Deberían los gobiernos?

¿Cuánto es demasiado?

Según los sondeos existentes, casi todos los adolescentes estadounidenses dicen tener acceso a un teléfono inteligente, y casi la mitad dice que están en línea casi constantemente. En el Reino Unido, el tiempo que los jóvenes pasan en línea casi se ha duplicado en la última década.

Las preocupaciones de los padres sobre el uso de los medios de comunicación también están aumentando, alimentadas por titulares y declaraciones políticas. Hace unos meses, el secretario de estado de salud del Reino Unido emitió una advertencia urgente, diciendo que el peligro para la salud mental de los niños que plantean las redes sociales es similar a la que supone el azúcar para su salud física.

Es en estos casos de alarma social cuando la sociedad dirige su mirada a la ciencia para que le cuantifique estos efectos y pueda guiarla. Pero la investigación científica en este campo presenta sus propios desafíos metodológicos y también muchas incertidumbres. La evidencia actual de una asociación entre el uso de tecnología digital y el bienestar de los adolescentes es contradictoria y proviene principalmente de encuestas sociales a gran escala, con miles de millones de encuestados.

Un reciente estudio publicado en la revista Nature Human Behaviour trata de responder a esta pregunta. Se examinaron tres conjuntos de datos masivos, dos de los Estados Unidos y uno del Reino Unido, que incluyen información sobre el bienestar de los adolescentes, el uso de la tecnología digital y una gran cantidad de otras variables. En lugar de ejecutar unos cuantos análisis estadísticos, los investigadores ejecutaron todos los análisis teóricamente plausibles. Esto permitió a los autores hacer un mapa de cómo la asociación entre el uso de la tecnología digital y el bienestar puede variar, desde negativo a neutro o positivo, dependiendo de cómo se utilice el mismo conjunto de datos.

El estudio concluyó que existe una asociación negativa entre el uso de tecnología y el bienestar de nuestros niños y adolescentes: más tiempo de pantalla se asocia con un menor bienestar en los jóvenes encuestados. Pero los efectos son tan pequeños que tan sólo alcanzan a explicar el 0,4% de la variación en el bienestar.

Para poner estos hallazgos en perspectiva, los autores también observaron las asociaciones entre el bienestar y muchas otras variables que acechan a nuestra juventud, como beber en exceso, ser acosado en el colegio, fumar, dormir lo suficiente, desayunar, comer verduras, usar gafas o ir al cine. El grado de bienestar estuvo más fuertemente asociado, ya sea positiva o negativamente, con la mayoría de estas otras variables que con el uso de la tecnología digital. De hecho, comer patatas fritas estaba asociado tan negativamente con el bienestar como el uso de la tecnología, y la asociación negativa entre llevar gafas y bienestar fue mayor.

Una de las limitaciones del estudio es que las conclusiones se basan en el análisis de asociaciones, en lugar de basarse en relaciones potencialmente causales. Sin embargo, lo que sí que clarifica es que las advertencias negativas tremendistas o graves del uso global de la tecnología no parecen justificadas. Además, constituye un recordatorio importante de que la evidencia limitada puede distorsionar sin un fundamento científico el discurso público de las autoridades y políticos cuando el tema tiene una importancia global, como cuando las decisiones de los padres y la salud de los niños están involucradas.

La revolución digital está, sin duda, cambiando nuestra vida moderna. Necesitamos más y mejores datos para cuantificar y definir el impacto que está teniendo: en este caso, si el uso de estos recursos tecnológicos disminuye el bienestar o si un bienestar reducido causa un mayor uso de estos… o si hay más variables que influyen en ambas.

Para saber más:

1. Orben A & Przybylski AK. The association between adolescent well-being and digital technology use. Nature Human Behaviour.  https://www.nature.com/articles/s41562-018-0506-1

2.- Screen time: how much is too much? Nature. 2019.:265–266.