San Valentín, el mártir cristiano del siglo III, es, además del patrón de los enamorados, el patrón de las personas con epilepsia. No se sabe a ciencia cierta cómo llegó a ocurrir esta vinculación, aunque se aducen razones tanto históricas y lingüísticas.
La leyenda más común reza que un 14 de febrero, durante el siglo III d.C., fue ejecutado por el emperador romano Claudio II después de ser encarcelado por ayudar a cristianos perseguidos y casar en secreto a parejas cristianas enamoradas.
Con la propagación del cristianismo, la gente comenzó a buscar cada vez más ayuda de santos y reliquias. Desde los primeros escritores eclesiásticos nos llegan multitud de crónicas de curaciones milagrosas realizadas por santos o en los altares dedicados a ellos. Dada la interpretación amplia de la época de la llamada “enfermedad que hace caer”, no queda claro el diagnóstico de epilepsia como lo interpretamos hoy en día, por lo que muchas otras enfermedades podrían haber estado incluidos en este epígrafe.
Según algunas fuentes, San Valentín, mientras estaba en prisión, curó de su ceguera a la hija de un carcelero, que podría haber sufrido también de epilepsia o que curó las convulsiones de un niño, convirtiendo posteriormente a la familia. Otros lo vinculan a la celebración romana de Lupercalia, donde se realizaban rituales de purificación y fertilidad que quizás podían provocar cuadros interpretados entonces como convulsiones. Esta celebración fue abolida en el siglo V d.C., por el Papa Gelasio I, que declaró el 14 de febrero un día para celebrar el martirio de San Valentín en su lugar.
Sin embargo, otras teorías más prosaicas aducen que todo se debe a una analogía fonética: la pronunciación alemana de Valentín, «falentin», se parece a la palabra «fallen», que significa caer, y que se usaba para referirse a la epilepsia como la enfermedad que hace caer (“the falling sickness» ). Esta explicación se atribuye nada menos que al mismo Lutero, que no encontraría en la leyenda del santo ninguna referencia a la epilepsia.
Cualesquiera que fueran las razones, muchas personas con epilepsia peregrinaron al Priorato de San Valentin en Rufach, en la Alsacia, para buscar su intercesión y curación y fue allí, donde a finales del siglo XV se construyó un hospital para personas con epilepsia. En grabados en madera de 1480 conservados en la National Gallery de Washington DC puede verse a peregrinos acercándose al santo y un hombre y una mujer en el suelo, al lado del cerdo como símbolo del diablo.
Para saber más:
Temkin, O. (1994). The Falling Sickness: A History of Epilepsy from the Greeks to the Beginnings of Modern Neurology, Johns Hopkins University Press.
https://www.history.com/topics/ancient-rome/lupercalia#saint-valentine