Las perspectivas de un embarazo plantean un gran número de cuestiones a las mujeres con epilepsia y hagan que muchas decidan, finalmente, no tener hijos.

Estudios previos ya demostraron que las mujeres con epilepsia no difieren de las que no tienen epilepsia en términos de fertilidad, con tasas y tiempos de embarazo similares y con resultados comparables en cuanto a tasa de nacidos vivos frente a abortos espontáneos.

A pesar de esto, algunas mujeres puede que no consideren tener hijos debido a su epilepsia. Esta reticencia es multifactorial, y uno de estos factores puede ser la preocupación por el

aumento de la frecuencia de las crisis. Hasta ahora la literatura era incierta en este sentido, con cifras muy variables de aumento de las crisis entre un 14 y un 62%. Por ello, hasta ahora, las guías de práctica clínica de la Academia Americana de Neurología concluían que no había evidencia suficiente para determinar si los cambios en la frecuencia de las crisis están relacionados con el embarazo en sí mismo, dado que los estudios no habían incluido hasta ahora un grupo de comparación de no embarazadas apropiado para proporcionar datos sobre el curso natural de la frecuencia de las crisis en ambos grupos de mujeres con epilepsia.

Todo esto cambia con un nuevo artículo publicado en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine que ha abordado este tema con mayor fortaleza metodológica y permite dar mayor tranquilidad a las mujeres con epilepsia que quieren quedarse embarazadas.

En este estudio de cohorte prospectivo, observacional y multicéntrico, se compararon la frecuencia de las crisis durante el embarazo hasta las primeras 6 semanas después del nacimiento con la frecuencia de las crisis durante el período posparto (los siguientes 7,5 meses después del embarazo). Además, este ha sido uno de los primeros estudios en utilizar un grupo de comparación apropiado de mujeres epilépticas no embarazadas seguidas durante un periodo equivalente.

Entre las 299 mujeres embarazadas y las 93 controles, en la mayoría no se observaron variaciones en la frecuencia de las crisis (62% de las embarazadas frente al 65 % del grupo control). En el 14% de las embarazadas las crisis mejoraron frente a un 11% en el grupo control. Tan solo se observó un aumento de la frecuencia de las crisis en la fase del embarazo en 23% de las embarazadas, con cifras similares (25%) en el grupo control que experimentaron aumento de las crisis en el mismo periodo. Durante el embarazo, la dosis de los FAEs se modificaron al alza al menos una vez en el 74% de las mujeres embarazadas frente al 31% en el grupo control.

En conclusión, el embarazo en sí mismo no aumenta el riesgo de sufrir crisis epilépticas, siempre y cuando se ajusten adecuadamente las dosis de los fármacos antiepilépticos. Estos hallazgos enfatizan la necesidad de monitorizar los niveles de fármacos con frecuencia durante el embarazo e ir actualizando la dosis según varían los mismos.

Para saber más:

Pennell PB, et al. Changes in Seizure Frequency and Antiepileptic Therapy during Pregnancy. N Engl J Med 2020;383:2547-2556.