La información médica generada por la pandemia COVID 19 genera ya miles de artículos de todas las disciplinas médicas que se publican aún en formato preliminar, aceptados para publicaciones, pero aún pendientes de seguir el trayecto de evaluación por pares de este tipo de publicaciones.

Si bien la información es más completa cada día según más países van recogiendo datos de manera organizada sobre sus pacientes y el grado de afectación del virus, la información disponible hasta ahora refuerza lo que explicamos previamente en otro post dedicado a las complicaciones neurológicas producidas por el virus.

En un artículo aceptado en la revista Epilepsia, investigadores chinos reportan la incidencia de aparición de nuevas crisis epilépticas agudas sintomáticas en el contexto de la infección por COVID 19 en 2304 pacientes afectados, sin historia previa de epilepsia, entre 42 hospitales de la provincia de Hubei (epicentro de la pandemia en China). En estos hospitales la mortalidad era de un 6,1%.

Tan solo en dos casos se observó clínica que hiciera pensar en crisis epilépticas. Una mujer de 32 años presentó movimientos anormales en las extremidades bilateralmente sin clara afectación de la conciencia y fue achacada a una crisis aguda de ansiedad, siendo tratada con olanzepina, paroxetine y diazepam.

El otro caso era un señor de 65 años que también presentó mioclonías bilaterales a las dos horas de su ingreso. Si bien se pensó en crisis epilépticas, se demostró una alteración de sus electrolitos (bajo sodio, potasio y calcio) y una resolución de sus síntomas al corregir este problema metabólico.

27% de los pacientes presentaban signos sistémicos o daños neurológicos que podrían provocar crisis. La hipoxia o falta de oxígeno era el factor principal, pero también se observaron trastornos electrolíticos (sodio, potasio, calcio) o metabólicos (alteraciones del azúcar). Un caso ingresó con traumatismo cerebral. 5 casos presentaron shock séptico y otros tres shock hipovolémico o problemas cardiacos.

Por tanto, los autores concluyen que el COVID 19 supone un riesgo mínimo para desarrollar crisis de novo durante la fase aguda de la enfermedad, a pesar de que la enfermedad sí genera situaciones graves con hipoxia y alteraciones metabólicas que podrían aumentar la propensión a desarrollar crisis epilépticas. Se necesitarán estudios prospectivos más largos para determinar si los pacientes que sobrevivieron al COVID 19 tienen un riesgo a medio largo plazo para desarrollar epilepsia.

Lu et al. New-onset acute symptomatic seizure and risk factors in Corona Virus Disease 2019: A Retrospective Multicenter Study. Epilepsia. Aceptado, aún pendiente de revisión.

doi: 10.1111/epi.16524