Después de varios estudios clínicos con resultados negativos, se ha recobrado la esperanza de que el aceite de pescado contribuya a tratar la epilepsia como añadido al tratamiento médico convencional, gracias a un nuevo estudio clínico aleatorizado que ha trabajado con dosis más bajas que las usadas en ensayos anteriores.
Este estudio, publicado online el pasado 8 de septiembre en el Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry y llevado a cabo por un equipo dirigido por el doctor Christopher M. DeGiorgio del Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles, ha vinculado una reducción importante en la frecuencia de crisis epilépticas a las dosis bajas de aceite (alrededor de 1000mg/día) de pescado pero no a las altas (superiores a 1700 mg/día).
En el estudio, aleatorizado, cruzado y doble ciego controlado con placebo, participaron 24 pacientes con epilepsia focal refractaria al tratamiento médico convencional que tenían una media de 18 crisis al mes. Las crisis incluían crisis parciales simples, parciales complejas y crisis parciales secundariamente generalizadas. Tres pacientes tenían únicamente crisis parciales simples. Durante todo el estudio los pacientes siguieron tomando su medicación antiepiléptica habitual. Cada paciente fue sometido a tres períodos de tratamiento de 10 semanas de duración cada uno. Los tratamientos consistían en añadir al tratamiento medicamentoso habitual dosis bajas de aceite de pescado (1080 mg de ácidos grados omega-3 al día en tres cápsulas ), dosis altas (2160 mg diarios, tres cápsulas dos veces al día) o placebo.
Entre cada fase tratamiento había un período de seis semanas de “lavado” del posible efecto de la fase anterior.
Los resultados mostraron que dosis bajas de omega 3 añadidas al tratamiento habitual de los pacientes conseguían una reducción estadísticamente significativa del 33,6% de la frecuencia de las crisis en el 25% de los pacientes, mientras que las dosis altas no se diferenciaban del efecto obtenido con placebo. En el grupo que respondió, hubo dos pacientes (10%) que llegaron a estar sin crisis durante el periodo de seguimiento. También se observó una modesta reducción de la tensión arterial. No se refirieron efectos adversos relacionados con el tratamiento omega 3. Un paciente falleció por muerte súbita inexplicada en epilepsia mientras estaba con la dosis elevada de omega 3, pero no se la consideró relacionada con este hecho.
Si bien los resultados del estudio son prometedores, el número de pacientes es pequeño y el seguimiento bastante corto, siendo necesario confirmar los resultados en estudios más amplios y ambiciosos que confirmen estos resultados antes de que se puedan hacer recomendaciones clínicas claras.
¿Cómo es posible que un tratamiento funcione a dosis bajas pero no a altas? El efecto puede resultar paradójico pero en ocasiones se observa con fármacos tradicionales en el tratamiento de la epilepsia que presentan un índice terapéutico muy ajustado. Además, estudios con animales ya indicaron que las dosis bajas de ácidos grasos omega-3 tenían mejores efectos en la reducción de la frecuencia de crisis que las dosis altas. También puede contribuir el hecho que las dosis bajas puedan tener un efecto antidepresivo.
¿Cómo puede funcionar?
El efecto sobre las crisis puede basarse en el efecto de los ácidos grasos omega-3 sobre la regulación del paso de iones de sodio y calcio a las células cerebrales, que son las mismas dianas terapéuticas de muchos fármacos antiepilépticos.
Los ácidos grasos omega-3 pueden conseguir que estos canales iónicos se cierren antes, impidiendo la entrada de los iones a la célula y reduciendo su capacidad de excitación para generar descargas que lleven a crisis epilépticas. Paradójicamente, dosis demasiado elevadas podría provocar que el nivel de sodio y calcio dentro de la célula bajase tanto que se activasen otros mecanismos de excitación de las neuronas y se perdiese el efecto beneficioso.
A estos efectos positivos en la epilepsia se le añadirían los beneficios postulados para estas sustancias en cuanto a salud cardiovascular y efectos cognitivos, incluyendo el trastorno de atención-hiperactividad, si bien la evidencia en estos casos también es circunstancial y debe ser corroborada por nuevos y más contundentes estudios.
Para saber más:
Fish oil (n-3 fatty acids) in drug resistant epilepsy: a randomised placebo-controlled crossover study. J Neurol Neurosurg Psychiatry jnnp-2014-307749Published Online First: 8 September 2014
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25201887?dopt=Abstract