El estrés es un estado subjetivo y altamente individualizado de tensión mental o emocional. Más del 80% de las personas con epilepsia informan que el estrés emocional es un precipitante de las crisis. Esta asociación tiende a disminuir según se incrementa la duración de la epilepsia, pero la mitad de las personas con epilepsia todavía la informan durante más de 30 años de estar conviviendo con las crisis. El estrés emocional agudo puede precipitar crisis y algunas personas informan que pueden prever la aparición de las crisis horas después de circunstancias estresantes, especialmente cuando experimentan cambios de humor preictales como síntomas prodrómicos de las crisis.

 

Los pródromos de las crisis (p. ej., cambios de comportamiento, trastornos cognitivos, ansiedad, fatiga) son eventos preictales no asociados con cambios en el EEG, que aparecen desde unos minutos hasta dos días antes de las crisis y pueden durar varias horas. Esto a diferencia de las auras que se consideran parte del evento ictal y sí pueden acompañarse de cambios en el EEG.

 

El estrés crónico, sostenido, también puede afectar negativamente el control de la epilepsia. Las personas con epilepsia sensible al estrés exhiben una respuesta cerebral más sensible a las hormonas involucradas en el estrés, especialmente el cortisol. Parece haber una correlación positiva entre los niveles de cortisol y las descargas interictales y una correlación negativa entre los niveles de cortisol y la conectividad funcional global en EEG. La ansiedad y la depresión son especialmente comunes en personas cuya epilepsia empeora por el estrés emocional y en las personas que comenten este desencadenante conviene estudiar la posibilidad de un trastorno del estado de ánimo tratable subyacente.

 

Aunque está bastante claro que el estrés es un precipitante de crisis importante y común, sigue siendo difícil obtener conclusiones objetivas sobre su posición como factor causal directo para las personas con epilepsia. Pequeños ensayos prospectivos que utilizan métodos generales de reducción del estrés como por ejemplo yoga, mindfulness etc., han demostrado ser prometedores para mejorar los resultados en personas con epilepsia, pero se necesitan ensayos controlados aleatorios a gran escala para convencer a los pacientes y proveedores de que los métodos de reducción del estrés deberían ser tratamientos complementarios estándar para las personas con epilepsia. Se necesitan más investigaciones en este sentido para aclarar aún más los mecanismos biológicos de la relación de estrés-ataque y para establecer recomendaciones de tratamiento basadas en la evidencia.

 

Para saber más:

  1. Bartolini E, Sander JW. Dealing with the storm: An overview of seizure precipitants and spontaneous seizure worsening in drug-resistant epilepsy. Epilepsy Behav. 2019;97:212–218. https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S1525505019303178
  1. McKee HR, Privitera MD. Stress as a seizure precipitant: Identification, associated factors, and treatment options. Seizure. 2017;44:21–26. https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S1059131116303247