El virus Zika (ZIKV) es un flavivirus transmitido principalmente a través de la picadura de un mosquito hembra infectado, a través de relaciones sexuales sin protección y, probablemente, a través de la transfusiones sanguíneas y exposición a otros fluidos corporales.

Antes de 2015, los brotes de la enfermedad ZIKV ocurrieron en áreas de África, Sudeste de Asia y las islas del Pacífico. Desde 2015, se han producido brotes muy importantes en Américas del Norte y del Sur. Aunque la epidemia de Zika está en declive en ciertos países, como Brasil, Colombia y Cabo Verde, el número de casos importados en Europa desde el continente americano sufrió un considerable aumento, convirtiéndolo en un problema global.  Además, es muy probable que el desarrollo de casos autóctonos en el sur de Europa aumente, como el de otros virus como el  chikungunya. El vector de transmisión más eficaz del virus es la picadura de la hembra del mosquito Aedes aegypti. En Europa, el virus podría ser transmitido también por el mosquito Aedes albopictus (el conocido como mosquito tigre), aunque menos eficazmente.

Hasta el 3 de julio de 2018, hay 52 casos reportados de transmisión sexual confirmada de infecciones por el ZIKV desde 2015. Existen informes documentados de transmisión sexual en general de hombre a mujer, pero hay casos reportados de un hombre a hombre y de mujer a hombre. ¡La infección en el semen puede estar presente más de 30 días!

Por tanto, la posibilidad de transmisión mediada por más variedades de mosquitos junto con la transmisión por vía sexual, probablemente se traducirá en un aumento en el número de personas infectadas por Zika y el de las complicaciones médicas asociadas con este virus, más allá de las zonas hasta ahora endémicas.

En general, la infección por el ZIKV no produce apenas síntomas clínicos, dando lugar a una enfermedad leve y autolimitada caracterizada por sarpullido, fiebre, dolores musculares y articulares, dolores de cabeza y, en algunas ocasiones, conjuntivitis purulenta.

Sin embargo, la infección congénita (intraútero) por el ZIKV puede tener unas consecuencias clínicas muy graves, que incluyen características dismórficas, anomalías ortopédicas, lesiones oftalmológicas y auditivas, microcefalia e hidrocefalia. Las complicaciones cerebrales pueden causar epilepsia con mucha frecuencia y ha elevado las alertas sobre una incidencia al alza de la epilepsia secundaria a esta infección.

Recientemente, investigadores en Brasil, uno de los países más afectados por esta infección, han publicado su experiencia en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine.

El estudio incluyó a 141 niños. La prevalencia de la epilepsia en estos pacientes fue del 67% y la edad media de los niños al inicio de la epilepsia fue de 4,9 meses.

Todos los niños con epilepsia recibieron fármacos antiepilépticos y el 56% recibió politerapia. Se lograron controlar las crisis en 62 (65 %) de los lactantes; de estos bebés, 24 recibieron monoterapia (39%) y 38 recibieron politerapia (61%). El uso de vigabatrina, levetiracetam, valproato y fenobarbital parece estar asociado con un mejor control de las crisis. El EEG ofrecía un factor pronóstico del control de estas crisis: un patrón de  hipsarritmia o un patrón de brote-supresión se asoció con la epilepsia resistente a los medicamentos.

Para saber más:

1.- van der Linden H, et al. Epilepsy Profile in Infants with Congenital Zika Virus Infection. N Engl J Med. 2018;379:891–892.

http://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMc1716070

2.- Polen KD et al. Update: Interim Guidance for Preconception Counseling and Prevention of Sexual Transmission of Zika Virus for Men with Possible Zika Virus Exposure – United States, August 2018. MMWR Morb. Mortal. Wkly. Rep. 2018. p. 868–871.

http://eutils.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/eutils/elink.fcgi?dbfrom=pubmed&id=30091965&retmode=ref&cmd=prlinks